Una nueva misión
Un nuevo cambio se presentaba. Andy iría a la universidad y sus juguetes estaban destinados al ático.
Sin embargo, Sargento y sus hombres del Ejército Verde
tenían un plan distinto.
- ¡Oye, Sargento! ¿Qué haces? -preguntó Buzz.
Nos marchamos-respondió Sargento.
Sargento explicó que su misión en la habitación de Andy
había finalizado. Había llegado el momento de que sus tropas emprendieran una
nueva misión.
Cuando Andy era más pequeño, Sargento tenía una cubeta de
soldados bajo su mando. Ahora era su deber encontrar un nuevo hogar para sus
soldados, con un niño que jugara con ellos.
Saltaron desde la ventana y abrieron sus paracaídas. ¡La “Operación
Nuevo Hogar” había comenzado!
Los hombres localizaron una juguetería.
- ¡Bien hecho, cadete! -Sargento sabía que una juguetería
sería el sitio perfecto para encontrar a un niño.
Los hombres cruzaron una calle muy transitada y por fin
aterrizaron en el estacionamiento de la juguetería.
Inmediatamente se dirigieron a la entrada de la tienda.
Sargento localizó a un niño con su madre que caminaban hacia
ellos.
-Este niño es material militar. A mi señal, soldados
-susurró Sargento.
Cuando el niño y su madre salían de la tienda, Sargento dio
la señal:
- ¡Ahora, ahora, ahora!
Él y sus hombres saltaron a las bolsas de compra de la madre
y fueron trasladados al exterior.
Sin embargo, ¡las tropas fueron transportadas al mostrador de
una pastelería!
El niño tomó una galleta gigante y golpeó una de las bolsas
de compra. Los soldados rebotaron en el suelo.
Después de la partida del niño, el pastelero los vio. Levantó
a las tropas y las llevó a la cocina.
Los lavó muy bien y los colocó sobre un pastel de cumpleaños.
-Todo indica que pasaremos una noche fría dentro de esta
nevera -suspiró Sargento.
Cuando llegó la mañana, las tropas fueron colocadas dentro
de una caja.
Estaban en movimiento una vez más.
De pronto, Sargento y sus hombres se encontraron en medio de
una fiesta de cumpleaños.
- ¡Soldados verdes! ¡Genial! -exclamó el festejado, quien
los quitó del pastel y los colocó a un lado.
- ¡Este niño podría llevarnos a nuestro nuevo hogar!
-murmuró Sargento. ¡Su misión iba viento en popa!
Las tropas observaron de lejos que el niño jugaba videojuegos
con sus amigos. De pronto, ¡el niño desapareció!
- ¡Perdimos visual! -exclamó uno de los hombres. Sargento
exploró el lugar.
- ¡El objetivo se dirige a la salida! ¡Vamos, vamos!
Los soldados siguieron al niño al estacionamiento, pero ya
se había marchado.
De pronto se detuvo una camioneta de pizza a domicilio y
apareció un mesero que cargaba varias cajas de pizza.
-Llévalas al almuerzo campestre de los Exploradores de la
Naturaleza -dijo-. ¡Hay muchos niños hambrientos que esperan su comida!
Sargento y sus hombres se miraron unos a otros y sonrieron.
Sabían con exactitud lo que debían hacer.
Los soldados se colocaron en el techo de la camioneta. Ésta
cayó en un bache y el paracaídas de uno de los cadetes se abrió.
Sargento sujetó con fuerza la pierna del soldado justo
cuando comenzaba a elevarse, pero el viento era demasiado fuerte.
- ¡Sálvense ustedes! -gritó el soldado.
- ¡Un buen soldado nunca deja a un hombre atrás! -dijo
Sargento.
Hizo una señal a sus hombres y se soltó.
Los tres soldados volaron por encima de la camioneta y
rebotaron contra una señal de “alto”, a un costado de la calle.
Cuando cayó la noche, las tropas acamparon en los arbustos,
junto a una gasolinera. Sargento quería que sus hombres descansaran. Mientras los
cadetes construían una tienda de campaña de periódicos, Sargento trepó hasta el
anuncio de la gasolinera para explorar el área.
-Debes estar por allí -murmuró Sargento para sí mismo. Se
preguntaba dónde podría estar su nuevo hogar.
Al amanecer, ¡Sargento sintió que su refugio se elevaba en
el aire y luego era arrojado a un contenedor de basura!
- ¡Sargento! -gritó uno de los soldados. ¡Estamos a salvo!
Sus tropas estaban en los arbustos de abajo.
Luego fue arrojado a la parte trasera de un camión de
basura.
El vehículo aceleró y se alejó.
Sargento se esforzó por mantener la cabeza encima de la
basura que se movía. Cuando estaba punto de hundirse, Sargento miró hacia
arriba y vio a sus cadetes. ¡Habían acudido a su rescate!
Sargento estiró el brazo y sujetó la mano del cadete que lo
aguardaba.
-Nunca hay que dejar un hombre atrás, señor -dijo el soldado
raso.
Los soldados saltaron del camión y aterrizaron en un
contenedor de basura.
En ese momento, los hombres escucharon risas. Se asomaron
por el muro y vieron que debajo de ellos había un hermoso jardín de juegos. A
la distancia, una pelota de playa rebotaba en una caja de arena. El ejército
planeó por encima con los paracaídas para ver más de cerca.
- ¡Bienvenidos a la Guardería Sunnyside! -un grupo de
juguetes saludó a los soldados. Ken y Barbie les mostraron el jardín y los
salones de clases. Todo había mejorado ahora que su jefe anterior, Lotso, se
había marchado.
A la mañana siguiente, Sargento contempló con orgullo que
sus hombres experimentaban un día completo de juegos en Sunnyside. Por fin, las
tropas se encontraban en casa.
¡Misión cumplida!
Comentarios
Publicar un comentario